miércoles, 9 de noviembre de 2011

Panamá 2011

Porque si hubiese ido a buscarte no sé si hubiese podido encontrarte. Esos teléfonos que tienen un número menos, esas calles fantasmas sin número, donde sus nombres pasaron a un segundo plano. Y sin Internet, ¿cómo te podría mandar cartas? adiós también a los buzones españoles. Sin olvidar que hubiese necesitado ser hija de un piloto de formula 1 para poder llegar a ti en coche. 

La pintura blanca para los pasos de peatón fue olvidada, del mismo modo que un semáforo o un atasco controlado por un policía con guantes naranjas. Además, los taxis y guaguas no tienen ningún tipo de aforo. ¿Qué más dan dos que 200? Apretaditos y con ese calor todo sabe mejor. ¡Adiós! también a las multas que en España te quitan la vida, allí con unos dólares dentro del pasaporte o una charla sobre mujeres panameñas y motos, la sonrisa vuelve en un segundo!! Pero desde luego a la que le quitarían la vida sería a White con el control que llevan con los billetes de 100 dólares. Se terminarían las cenas y copas de gratis si tienes en cuenta que apuntan tu número de pasaporte, tu teléfono, donde te alojas y el número de serie del billete... a ver quien tiene narices de colar uno.  Por cierto, si viajas a Panamá, tu chaqueta deberás llevar. Calor, siempre (menos mi fin de semana en Boquete) pero entra a un restaurante o centro comercial y prepárate para estornudar, fijo. 

Parece que leyendo todo esto de lo único que tengas ganas es de cancelar tu vuelo a Panamá sin pensarlo dos veces, pero no es así. Todo esto y mucho más hace que sea aún más bonito visitarlo. ¿Ir en coche hablando de negocios y que dos motos pasen vestidos de militares y escopetas en la mano? eso no tiene precio. Allí, desde luego, está a la orden del día, pero para una canaria que no había cruzado el charco en su vida significó un grito que expresaba admiración y susto en toda regla. Sin olvidar lo que nunca había probado, la caña de azúcar y los Patacones, para quien no lo sepa... plátanos verdes, rebozados y con mucha sal por encima, sano, ¿eh? pero MUY RICO. 

Si mi capitán leyera esto añadiría una serie de adjetivos poco decentes para el país, pero es del todo comprensible. Vivir allí a un ritmo tan...tan...tan... pausado tiene que agotar si o si, y esto por ejemplo ocurre cuando llegas a desayunar a un bar y el camarero te pregunta tres veces que has pedido, o cuando tienes una cita a las 10 y el susodicho aparece a las 11.30. Pero ¡ojo! tan tranquilos, estos currando en España lograrían chapar todos los negocios. 

Por eso siempre han dicho que las comparaciones son odiosas, y con toda la razón, pero aún así, ir en el coche después de haber viajado durante 10 horas y ver las luces de los rascacielos a tu alrededor y pararte a pensar que tienes la boca abierta cuando miras hacia arriba te hace saber que estás en el sitio indicado. Imagino que también importan los motivos por los que vayas, pero en mi caso, la compañía hizo que idolatrase aún más las vistas, las seis horas de coche, las cenas en casa, las "atlas" viendo al barça, un paseo en barca, los regalos del casco antiguo, la azotea o sacar la cabeza por la ventanilla para despedirme de todo boquete...por eso se que cuando vuelva a Panamá quiero que sea igual de bonito. Gracias!!!!